27 de mayo de 2015

DOCTOBACTERIAS QUE ORIGINAN ORINA ROJA AVISANDO DISTINTAS ENFERMEDADES.

Una bacteria transgénica diagnostica cáncer en la orina.

La bacteria Escherichia coli es un ser vivo sencillo –tiene unos 4.300 genes- y vulgar –abunda en el intestino de aves y mamíferos, y por ello también en sus heces, normalmente, sin provocar mayores problemas-. Pero tras manipular convenientemente su genoma en el laboratorio es capaz de abandonar su papel (colaborar en el proceso digestivo) y asumir funciones complejas reservadas a sofisticados equipos de diagnóstico por imagen (TAC, resonancias magnéticas, tomografía por emisión de positrones) como la identificación de metástasis en el hígado de ratones. Si hay un tumor, el microorganismo lo señala con la coloración de la orina. "Han convertido las bacterias en bactodoctores", resume el especialista en biología sintética de la Universitat de València (UV) Manuel Porcar.

Un grupo de la Universidad de California (San Diego) y el Massachusetts Institute of Technology(MIT) describe en Science Translational Medicine cómo han transformado una cepa de la bacteria en una herramienta de diagnóstico viva. La misma publicación recoge el trabajo de otro equipo, formado por investigadores de la Universidad de Stanford y de Montpellier, que, a través de una estrategia diferente, ha manipulado la E. coli para que identifique la presencia de glucosuria –exceso de glucosa ligada a la diabetes- también en la orina. En ambos casos, como detalla Porcar, investigador del Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutivade la UV, el esquema empleado es el mismo: incorporar un número determinado de genes en la estructura de la bacteria para, primero, detectar una alteración del metabolismo sano –exceso de glucosa, un tumor- y, ante esta circunstancia, ser capaz de emitir una señal medible –normalmente con una coloración o una luminiscencia-.

La metástasis en el cáncer de hígado es especialmente difícil de detectar prematuramente mediante técnicas de diagnóstico por imagen y, cuando da la cara, frecuentemente es demasiado tarde para garantizar el éxito del tratamiento. Este órgano suele ser el principal destino hacia donde se diseminan otros tumores, como el colorrectal, de mama o de páncreas. De ahí el interés de los investigadores por diseñar un mecanismo que permita la identificación temprana de las neoplasias hepáticas mediante microorganismos modificados.

Los investigadores partieron de una característica que tienen bacterias como la E. coli: su capacidad de abrirse paso desde el tracto intestinal hacia el hígado y su afinidad por unirse al tejido tumoral y colonizarlo. “Nadie sabe con detalle por qué sucede, probablemente tenga que ver con la falta de actividad del sistema inmunitario y la abundancia de nutrientes en la zona”, comenta Arthur Prindle, uno de los autores del trabajo que ha dirigido Tal Danino (del MIT) y Jeff Hasty (de laUCSD).

Trabajaron con la subespecie de E. coli Nissle 1917, conocida por sus propiedades probióticas (microorganismos que en determinadas cantidades aportan beneficios a las personas, como las famosas Lactobacillus casei o bífidus introducidas en los lácteos). Es tan fácil de adquirir que se vende por Internet y su uso se recomienda para el tratamiento de la colitis ulcerosa, nada que ver con la función final adquirida tras la reinvención genética a la que ha sido sometida.

La primera parte del trabajo, encontrar la forma de que la bacteria se dirigiera al hígado, ya estaba resuelta. Si detectaba el tumor, lo colonizaría. Ahora faltaba que la bacteria –administrada en una píldora- fuera capaz de lanzar una señal en cuanto detectara tejido neoplásico. Para ello desarrollaron un complejo mecanismo en cadena. Insertaron en la bacteria un fragmento de ADN que produce una enzima (lacZ). Y desarrollaron un compuesto inyectable (galactosa unida a luciferina, una proteína luminiscente producida por las luciérnagas). La enzima se une al compuesto, lo fractura y libera la luciferina, que se filtra a través de los riñones y se expulsa por la orina. Es decir, si hay tumor, hay colonias de bacterias. Si hay bacterias hay producción enzimática. Y si hay enzimas, liberan la luciferina a la orina, una proteína que se puede detectar en sencillos test de laboratorio.

Los científicos recurrieron a ratones a los que indujeron tumores en el hígado para comprobar el procedimiento. Si las metástasis estaban presentes, debido a la reacción en cadena, la orina del ratón era roja.

El otro trabajo sigue una estrategia es radicalmente distinta. La bacteria modificada genéticamente no trabaja dentro del organismo, sino en unas esferas cubiertas de gel que se exponen a la orina y en función de la mayor o menor presencia de glucosa adquieren diferentes tonalidades, algo muy parecido a como funcionan los test de embarazo convencionales. En este caso, los investigadores han empleado las herramientas de la biología sintética para replicar estructuras de circuitos electrónicos que, en lugar de responder a impulsos eléctricos lo hacen a sustancias químicas.

“Aunque funciona, los tiempos del kit no son competitivos, ya que tarda entre 16 y 18 horas, cuando el resultado debe de ser inmediato” comenta Porcar, quien, por contra, destaca el trabajo relacionado con el cáncer: "tiene aportaciones muy relevantes". Por ejemplo, haber conseguido transformar seres vivos en instrumentos de diagnóstico "in situ e in vivo", es decir, haber desarrollado "un kit de detección de cáncer en el cuerpo". "Su aplicación clínica es muy clara: permitiría no solo la detección de la metástasis, sino su respuesta al tratamiento a partir de las información que transmita la orina del paciente", añade.

De momento, el trabajo es experimental y habría que observar si el mecanismo de acción se puede trasladar al cuerpo humano. Y medir otros aspectos, como el riesgo que supondría en las personas la infección inducida de bactodoctores. Con todo, los autores del trabajo ya están pensando en usar los microorganismos no solo para diagnosticar tumores, sino para curarlos.

FUENTE : elpais.com

22 de mayo de 2015

El glifosato tan cancerígeno como el mate?

¿Por qué dice la OMS que tomar mate puede dar cáncer?

Cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó hace unas semanas que el glifosato, el herbicida más usado en el mundo, es "probablemente cancerígeno" se abrió una enorme polémica a nivel mundial.

Quienes defienden el uso de este agroquímico relativizaron la advertencia, señalando que otros productos de consumo diario también fueron categorizados de la misma forma por la OMS.

En particular, resaltaron que el mate caliente está entre los probables cancerígenos, un dato que sorprendió a muchos.

No obstante, la información es correcta: aunque pocos lo sepan, en 1991, la Agencia Internacional para la Investigación sobre Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) puso al mate caliente en el grupo de riesgo 2A.

En esa categoría, la IARC –la agencia de la OMS que determina el peligro cancerígeno de alimentos y productos- incluye todo aquello que es "probablemente cancerígeno para humanos".

El mate es una infusión que toman millones de personas, especialmente en América del Sur.

Argentina es el mayor productor mundial de la planta que se usa para hacer el mate, del mismo nombre.

En ese país es la bebida más popular y se la considera tan emblemática que en 2013 fue declarada "infusión nacional" por ley.

Sin embargo los reyes del mate son los uruguayos: toman el doble por habitante que los argentinos, según el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM).

En menor medida, la infusión también es popular en Paraguay, partes de Brasil, Bolivia y Chile, y en el Líbano y Siria, país que es el principal importador de yerba mate del mundo.

Peligroso

En su informe de 1991, al que tuvo acceso BBC Mundo, la IARC no aclara por qué el mate es potencialmente dañino.

Simplemente enumera una serie de investigaciones que dan cuenta de un riesgo de cáncer para quienes consumen la bebida en su forma más tradicional, caliente.

"Tres estudios de control en América del Sur investigaron la asociación entre tomar mate y el cáncer de esófago", señala el trabajo.

Uno de los estudios, realizados en Uruguay, mostró que "quienes beben mucho mate tenían cerca de diez veces más posibilidades de desarrollar cáncer que personas que no toman mate", detalla.

"En reglas generales, las investigaciones sobre el consumo de mate y el cáncer del tracto gastrointestinal superior sugieren una fuerte asociación", concluye la IARC.

El mate se toma en Uruguay, Argentina, Paraguay, partes de Brasil, Bolivia y Chile, y en el Líbano y Siria.

Aunque agrega que "no se vieron evidencias de esta asociación en un estudio que se hizo sobre el cáncer de vejiga".

El organismo aclaró que no podía distinguir si los hallazgos se debían "al contenido de la bebida o a la temperatura a la que es consumida".

Su conclusión fue poner al "mate caliente" en la categoría 2A –la más seria después de "cancerígeno" - y poner a la planta misma en el grupo 3.

Ahí se enumera a los productos "no clasificables según su carcinogenicidad en humanos".

Caliente

Una vocera de la IARC dijo a BBC Mundo que "hay sugerencias de que la temperatura de la bebida, más que la planta misma o la forma en que es procesada, podría explicar la asociación que se observó entre tomar mate y ciertos tipos de cáncer".

Sin embargo, la portavoz no explicó por qué el organismo no incluyó a otras bebidas calientes, como el té y el café, en la misma categoría de riesgo que el mate.

Ambas infusiones, que fueron analizadas en el mismo trabajo de 1991 en el que se estudió al mate, son consideradas menos dañinas por la IARC.

Los uruguayos son los principales bebedores de mate del mundo: consumen 15 kilos de yerba per cápita por año y los argentinos 7, según el INYM.

El café fue puesto en el grupo 2B, el que le sigue al del mate, donde el riesgo cancerígeno es "posible" en vez de "probable".

Esto se debió a que se halló "evidencia limitada de que tomar café puede generar cáncer en la vejiga"

En cambio el té fue puesto en el grupo 3 –los inclasificables- debido a que no hubo "evidencia adecuada".

No obstante, en ambos casos el informe hizo alusión al tema del agua caliente.

En el caso del café, señaló que aunque "no se halló una asociación entre tomar café y el cáncer del tracto digestivo superior" la excepción fueron las "poblaciones que toman café a temperaturas muy altas".

En tanto, remarcó que el "té muy caliente duplicó o triplicó el riesgo de sufrir cáncer de esófago".

"Los estudios sugieren que la temperatura podría ser más importante que el contenido de la bebida, aunque los resultados no son definitivos", indicó.

Beneficios

El Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) desmereció las advertencias de la IARC.

"No he visto evidencias de que haya más cáncer de esófago en Argentina y Uruguay que en otras partes del mundo", dijo a BBC Mundo Gerónimo Lagier, experto en producción del organismo.

El café y el té son considerados menos cancerígenos que el mate, según la IARC.

Lagier recordó que el mate se toma con agua que no debe hervir, sino alcanzar unos 80 grados centígrados.

Dijo además que la bebida es muy sana, ya que es rica en vitaminas y minerales y es un "reactivador del sistema nervioso central".

Y atribuyó su inclusión en el grupo 2A a "una campaña del poderoso lobby cafetero", algo que este medio no pudo confirmar.

En Argentina es común que los nutricionistas recomienden el consumo de mate a quienes quieren bajar de peso.

Al igual que en el resto de la región, lo bebe toda la familia, desde niños hasta ancianos, y es parte de un ritual cultural que trasciende los grupos sociales.

La infusión se prepara tradicionalmente en un recipiente hecho de calabaza seca ("mati" en quechua) donde se coloca la yerba, que es mojada con agua y bebida mediante una bombilla metálica.

Es muy común compartir el mate en grupo.

Algunos expertos en salud han cuestionado el método de secado de la yerba, señalando que deja residuos tóxicos.

En Paraguay el mate se toma principalmente frío, y se lo llama tereré.

Lagier admitió que eso era un problema en el pasado, pero aseguró que los métodos de secado actuales redujeron los residuos a un mínimo.

También señaló que no tienen evidencias de rastros de agroquímicos en la yerba.

"Si bien se usa glifosato, el herbicida no tiene contacto con la hoja ya que la yerba es un árbol y se echa en el suelo para destruir las malezas", explicó.

Nuevas pruebas

La IARC informó a BBC Mundo que "en el futuro se reevaluará el mate" para determinar si debe seguir en la misma categoría de riesgo.

"Examinaremos la hipótesis de que es la temperatura del agua y no la planta o su preparación la que está asociada con el cáncer", dijo el organismo.

Mientras tanto, la agencia y la OMS seguirán considerando al mate como un riesgo para la salud.

FUENTE : bbc.co.uk