17 de septiembre de 2014

HACEMOS MAS CHEQUEOS PERO NOS ENFERMAMOS IGUAL.

Hay más chequeos médicos pero la gente se enferma igual.

Pese a que los (malos) hábitos cotidianos que pueden conllevar problemas de salud están cada vez más expuestos a través de diferentes discursos, muchos parecen hacer oídos sordos o simplemente no logran modificarlos.

Es lo que refleja la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2013 que fue difundida el jueves por el Ministerio de Salud de la Nación, la cual no muestra cambios significativos en estos aspectos respecto de la anterior que se relevó en 2009. Por el contrario, los datos revelan que hay mayor conciencia de la necesidad de realizar controles periódicos, pero sin embargo esto no logra atenuar los indicadores que expresan la cantidad de personas afectadas por diabetes, colesterol alto o escasa actividad física.

Tal situación lleva a plantearse los motivos por los cuales, pese al llamado de atención sobre algunos aspectos que ya se había puesto de manifiesto en la encuesta anterior y a las innumerables campañas sobre estos temas, no se producen cambios. No se trata de un tema menor ya que este relevamiento mide los riesgos para las enfermedades no transmisibles, principal causa de muerte en el país.

La prevalencia de colesterol elevado fue de 29,8%, levemente superior al 29,1% registrado en 2009 y al 27,9% de 2005, cuando se realizó por primera vez este abordaje. Sin embargo, aumentó la cantidad de personas que se realizó un control al respecto, que pasó de 72,9% en 2005 al 76,6% en 2009 y 77,5% en la última encuesta.

Lo mismo ocurre en el caso de la diabetes, cuya prevalencia fue en ascenso sobre la población total que se expresó en 8,4; 9,6 y 9,8% en los respectivos años. La realización de chequeos para su detección también se incrementó paulatinamente, para pasar de 69,3% la primera vez a 76,8% en 2013.

La cantidad de personas que se realizan controles de diversa índole fue en aumento en todas las patologías incluidas en el relevo. El caso de la presión elevada es significativo, ya que se pasó del 78,7% de las personas que se la habían controlado en 2005 a 92,7% ocho años después. Pero la prevalencia sigue siendo prácticamente la misma, con una mínima disminución, para marcar un 34,1%.

Por otra parte, la cantidad de personas que realizan poca actividad física sigue siendo la mitad de la población. Asimismo, sigue sin tomarse conciencia de la necesidad de comer más frutas y verduras, algo que desde que comenzó a realizarse esta encuesta ha llamado la atención porque se ha mantenido estable, incluso con un pequeño descenso en 2013: pasó de 2 porciones diarias a 1,9.

Costumbres arraigadas

Alejandra Mellado, coordinadora de la Red Provincial de Obesidad (de la Dirección de Prevención y Promoción de la Salud) explicó que “lo más difícil es cambiar hábitos y esto se da en la mayoría de las conductas, por eso los programas de prevención en salud se miden en un lapso de cinco años”.

Dio como ejemplo el sobrepeso y obesidad, que marcaron un nuevo y preocupante aumento: “Lo que hay por detrás son hábitos alimenticios y sedentarismo que no se instalaron de un día para el otro sino que se trata de un recorrido de años”.

También hizo referencia al cambio de estilo de vida en cuanto al trabajo y la movilidad que se produjo los últimos años; y también respecto de la alimentación desde la industrialización, todos factores difíciles de modificar.

En cuanto a la prevalencia de las enfermedades, indicó que muchas veces no se toma la medicación en forma adecuada; y en cuanto al cambio de hábito, dijo que hay menor adherencia pese a que el médico lo recomienda.

Sobre la falta de actividad física, Sergio Furlan -coordinador de la carrera de Educación Física de la Universidad Maza- consideró que pese a que da la sensación de que hay más gente realizándola, lo cierto es que también ha habido crecimiento demográfico. Por otra parte, sostuvo que el factor económico o la inseguridad no tienen peso al momento de decidir sobre esta práctica, sino que se trata de una cuestión cultural y por lo cual se propicia que se inculque como forma de vida desde niños.

“La gente hace poca actividad física por falta de estímulos, por falta de presión emotiva para hacerlo. Si no tenés alguna enfermedad, ¿por qué salís a hacerla? Porque tenés tiempo, los vínculos te llevan o es una rutina ya agendada; pero la mayoría de los sanos no lo hacen. Por otra parte, muchos enfermos no hacen actividad porque faltan propuestas específicas”, detalló Furlan.

Desde su punto de vista, aunque se ven grupos haciendo ejercicio y de mayor diversidad, siguen ganando la batalla los factores de sedentarismo, como los elementos tecnológicos. “El mundo se mueve menos porque tiene todo más a mano, literalmente y simbólicamente”, aseguró. También influyen las políticas laborales: “Los trabajos en los que más tenés que moverte son los que menos se pagan, por ejemplo una empleada doméstica o docente frente a un creador de software”, graficó el especialista.

Para Mellado es necesario analizar medidas de acción cuanto antes, ya que el panorama a futuro es bastante desalentador. Dijo que una campaña por sí sola no es suficiente y que deben evaluarse cambios en la legislación para regular, por ejemplo, la venta de alimentos que tienen alto valor calórico y poco nutricional, además de avanzar en una mayor educación sobre el tema.

La encuesta

La Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2013 fue probabilística, para la cual se tuvo en cuenta a más de 32 mil personas mayores de 18 años que viviesen en ciudades con más de 5 mil habitantes. Consideró aquellos aspectos que están relacionados con la posibilidad de desarrollar enfermedades no transmisibles como consumo de tabaco, alcohol, alimentación, actividad física, atención sanitaria y percepción de la propia salud.

Las enfermedades no transmisibles como las cardiovasculares, diabetes, respiratorias y algunos tipos de cáncer explican más del 60% de las muertes y están en ascenso en todo el mundo. Se estima que para 2020 serán causantes del 75% de las muertes. Registran un mayor incremento en países en vías de desarrollo y ocasionan un aumento progresivo en los costos de los sistemas de salud.

FUENTE : losandes.com.ar