19 de octubre de 2009

La vida humana dura 2.000 millones de latidos del corazón.

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La vida humana dura 2.000 millones de latidos del corazón (latido arriba o abajo)

16 Octubre 2009 - 21:34 - Autor: Iñaki Berazaluce
latidosAunque suena a fantasía de la new age parece ser que venimos al mundo con un número máximo de latidos disponibles y, cuando se produce el último, game over. A razón de 60 latidos por minuto, los 2.000 millones se cumplen en torno a los 64 años, más o menos la esperanza de vida media mundial en 2005 (66 años).
Pero no menos de la mitad de esos 64 años se han alcanzado gracias a los avances en la salud y la higiene en los últimos 200 años. Anteriormente, la vida humana estaba equiparada a la del resto de los animales: unos 1.000 millones de latidos, según el sorprendente cálculo de Geoffry West, físico teórico del Instituto de Santa Fe (EEUU), que aparece citado en el libro Simplejidad, de Jeffrey Kluger.
“En general, todos los animales de una clase particular (anfibios, aves, peces, mamíferos o reptiles) tienen el mismo número establecido de latidos por vida. Para los mamíferos, el presupuesto de latidos es aproximadamente mil millones. Una musaraña, que pesa unos 21 gramos, tiene un ritmo cardiaco de 850 latidos por minuto, y eso cuando está en reposo. Cuando el animal está asustado o huyendo puede llegar a los 1.500 latidos. A este ritmo, la pequeña musaraña ha muerto al cabo de dos años. Algunas especies de ballenas, por su parte, tienen un ritmo cardiaco que puede ser tan lento como 10 o 15 latidos por minuto (…) No es ninguna coincidencia que se frecuente que una ballena viva hasta los cien años, ni que se estimara que la más vieja que se haya estudiado jamás rondaba los 211 (…) Se han descubierto ballenas francas de Groenlandia con cabezas de arpones rotos en la piel que tenían un siglo de antigüedad”

En realidad el cálculo de West está en deuda de una elegante fórmula elaborada varias décadas antes por el químico suizo Max Kleiber, quien también se preguntaba por la relación inversa entre metabolismo y tamaño de los animales. La fórmula resultante es la siguiente: el total de energía consumida por unidad de peso es proporcional a la masa de este animal elevado a la potencia ¾. Al tratarse de una potencia menor de 1, cuanto mayor es el animal menor es su consumo energético relativo.
Salvo los humanos, por la acumulación de conocimientos que devino en ciencia, la fórmula vale para cualquier mamífero: las gacelas viven entre 15 y 20 años y los rinocerontes llegan a 50.
Pero lo más interesante de la fórmula de Kleiber es que, como ha demostrado West, es aplicable a las células -las mitocondrias también se rigen por el ratio de crecimiento ¾- y otros ámbitos fuera de la biología, como el tamaño de las ciudades o la distribución de las palabras en casi cualquier texto escrito.
Es como si todo el mundo físico fuera un gigantesco fractal regido por las mismas fórmulas matemáticas. A qué se debe es una incógnita: “No sabemos por qué es una ley tan poderosa y común”, afirma  un científico entrevistado en el libro.